168 / procesión fantasma

(Poema a partir de foto de Sebastião Salgado)

Foto: Sebastião Salgado. Éxodos. Ed. Amazonas Images, ISBN 84-87607-07-1. Edición española de Fundación Retevisión (2000) P. 168.


Las moléculas del óxido de plata

(¿o era nitrato?)

hoy retratan

en gradación infinita de grises y de blancos,

una procesión en movimiento.

Detenida en el preciso segundo

en que el sol dudó si amanecía.

Empieza a la derecha una familia de siluetas

de seres variopintos,

grandes y pequeños y en posiciones varias.

Quizás en una maleta

un ser sentado (bajito más bien, tal vez un niño)

                                                                             y otro que habla

o similar, a juzgar por la posición de su cabeza…

(Todo es adivinar en este amanecer de tizne y humo).

Intuimos más allá que algunos corren,

fenómeno lejano, secundario, baladí

para el que mira años más tarde

a través de esta ventana de papel con sus costuras.

Sólo podemos imaginar, mezclando las vetas presentes de esta mesa

con mis recuerdos de niño con gafitas

y con la fina e infinita niebla impresa…

Ni siquiera las moléculas de plata

                                                           que sí estuvieron allí, en aquel preciso día,

nos acompañan hoy. Descansan,

cumplida su misión, quizás en un cajón

de la oficina del fotógrafo.

Todo cuanto vemos, pues, son fantasmas verdaderos

que huyen en el gris amanecer hacia lo incierto y que,

devorados por una química telúrica

hechizaron luego a mil sujetos:

editores, políticos, publicistas…

Para hoy, agazapados finalmente en las vísceras de un libro,

acechar un nuevo amanecer, como el de entonces,

para envolvernos con sus sombras de cuerpos sin borde y voces sin sonido.

Esta procesión me lleva a rastras, con su blanca voz de celulosa

y sus reflejos en el río.

¿Qué hacer con los fantasmas?

Nada pueden ya desde su lejanía impalpable

frente a mi sólida realidad de aquí y ahora.

Así pues, más a la izquierda, las figuras se hacen sombra

y su ceniza se confunde con el fin (focal) de la distancia y de la forma.

Los dejo ir.

Desaparecen aún, igual que entonces,

en el oscuro sueño del que ya no ignora.


(Una explicación a estos poemas)


168/169

Una fotografía tomada por la mañana temprano. Miles de ruandeses atraviesan la región ele Ngara huyendo del horror que atenaza su país y se dirigen a los campos de refu­giados de Tanzania.

En Ruanda, la explosión de violencia se  inició el 6 de abril de 1994, después de que el presidente  hutu del país, Ju­venal  Habyarimana,  fuera  asesinado  durante  un  supuesto ataque con cohetes a su avión mientras aterrizaba en el Jeropuerto de Kigali. El gobierno provisional dominado por los hutus que sucedió al presidente acusó a las tribus rebel­des tutsi del ataque al avión para justificar las matanzas entre tribus que se desencadenaron a posteriori. Es posible que nunca  se  sepa  cuánta  gente  murió durante  esas semanas.

Oficiales de Naciones  Unidas  barajaron la cifra de  100.000, y después la de  200.000. Al final se llegó a una cifra cercana al millón ele personas. Además, cientos de miles de ruan­deses huyeron de su país y se instalaron en Tanzania  y en otros países vecinos. Ngara, Tanzania. 1994.

Éxodos (Separata). Sebastião Salgado

2 comentarios

  1. Julio, definitivamente me gusta muchísimo tu poesía y los temas que tocas . Tenemos una sensibilidad similar hacia la realidad que nos rodea, que me hace entenderte , disfrutarte y emocionarme contigo en la primera lectura siempre, tanto en relato como en poesía. El aula es un relato gráfico y potente . Y esta poesía es verdad profunda y esencialmente expresada. Te felicito. Si alguna vez nuestros caminos se juntan, sería un honor para mí publicar contigo. Enhorabuena. Juliana Perez

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    • Muchísimas gracias por tus palabras, Juliana. Yo también siento esa sensibilidad compartida, en tus poemas, las músicas que subes, las pinturas. Comunión de caminos. Gracias y ojalá surjan oportunidades de publicar juntos.

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