Las fotografias que motivan toda esta serie de poemas son de este gran libro.

Sus imágenes son historias que, como todas las buenas historias, contienen en su interior más de lo que parece. Contienen todo lo que sean capaces de provocar en el nuestro. Son reflejos en una realidad, y detonantes o catalizadores en otra.
En 2015 empecé a escribir estos poemas, como parte de un proyecto teatral de Roberto Cerdá, que una Ayuda de la Fundación BBVA hizo posible. La organización de Salgado y su esposa, Lélia Wanick (por entonces Amazonas Images, actualmente Instituto Terra), autorizó el uso de algunas de sus fotografías en el espectáculo, que estaba animado por la misma ausencia de ánimo de lucro que anima este blog. Posteriormente el texto fue publicado por la revista Primer Acto, con esta presentación, donde explicaba un poco más el proceso.
Y hoy, siete años después, continúo escribiendo poemas sobre sus fotos, con el único afán de dar a conocer y a la vez reflexionar, sobre una realidad que nos llega de unos mundos, aparentemente alejados, pero que son parte y sostén del único mundo que existe: el nuestro. Ojalá sirviera, al menos en algún caso, para impulsar a la lectura y contemplación del trabajo de este gran fotógrafo y activista.
Creo que sus fotografías, así como la lectura de las explicaciones que las acompañan, serían un fantástico recurso bibliográfico para ser estudiado y debatido en secundaria, o en bachiller. Las imágenes tienen esa potencia. En una época que cada vez se disfraza más con una maravillosa apariencia de virtualidad digital y producida, el contacto con la realidad de la materia se vuelve cada vez más necesario.