Son docenas de versos aún mojados,
tímidos y conscientes
del poco peso que atesoran
comparados al sueño que pretenden.
Tú te mueves y el agua
fluye y brilla y moja,
tu corriente abre
los pasillos de la tierra en donde duermen,
donde nacen inconscientes…
o se alquimian, al mezclar
la química del polvo
con la humedad que gotea de la diosa.
Hoy recopilaba versos
y al leerlos no leía
estos va para dos años
de ternuras.
Me topaba en cambio con los muebles,
con la realidad de la madera, de la arcilla, de la alfombra,
de los cuerpos con textura que pesan en su espacio,
construyendo una galaxia, aquel tabique,
los peldaños, tu ventana,
las geografías del alma que reconoce su morada.
