Tenemos que empezar a luchar contra el miedo. Y a apoyar un movimiento (OMS) como el de 1958, a instancias de la Union Soviética, que lanzó la campaña de vacunación mundial que erradicó la viruela. No son virus equivalentes, y el SARS-Cov-2 seguramente no pueda ser erradicado, como la gripe. Pero una vacunación rápida a nivel global disminuirá la mortalidad evitable, la única que socialmente nos tiene que preocupar.
La letalidad actual de Covid19, en estos momentos, en España es del 0,2 %. Aún alta para que nos sintamos cómodos, pero ya lejos del 1,3 que teníamos las navidades pasadas. La letalidad de la gripe, a partir de casos contabilizados, sería de un 0,5 (hay muchos más casos no contabilizados que de covid19, por lo que se especula con letalidades reales de un 0,02 a un 0,1). No demasiado lejos ya.
Sigamos mejorando los tratamientos, con la vacunación y el contagio (en su gran mayoría muy leve), la inmunización aumentará. Como pasó con la cepa gripal que mató a 50 millones de personas en 1918. Esa cepa aún sigue por ahí. Pero ya estamos habituados. Covid19 probablemente será endémico en 2024, dice la gran mayoría de expertos.
La protección futura deberá ser individual: cada uno decidirá que hacer. No habrá cifras que justifiquen prohibiciones ni cambios impuestos desde los gobiernos. Tenemos que acostumbrarnos y afrontar la realidad infecciosa del mundo. Necesitamos vivir en un mundo con microorganismos. Nosotros también somos una infección. Habrá que asumir nuevamente el riesgo que supone vivir, compartir, contaminarse, una vez hayamos hecho lo posible para evitar las muertes evitables. El resto dependerá de la capacidad individual de sacudirse los miedos y vivir sin angustias.