Amanece hoy
de una forma veloz, vertiginosa:
un parto épico y azul
de este día que rueda con cascabeles,
con torrentes de luz y caracolas.
Nuestros templos nos han bendecido
con el beso infinito de las piedras.
Ardió el maderamen de la nave
cantaron las velas,
se alzaron todas las manos de los mares.
Ha partido el bajel, la nao, la cáscara de los sueños:
zarpamos hoy, aupemos las medusas,
bebamos la brea de los siglos,
hoy cortamos la luz con manos vigorosas
y armamos al día con jarcias y baupreses.
El muelle hierve vacío de adioses,
partimos con el bullicio solitario
de un navegante luminoso
¿Qué más da? ¿acaso importa?
El mundo es ancho y lejano como una pelota.
Hoy me bautiza la espuma
y con voces húmedas
me llama la sal.