Adaptación TEATRAL DE LA NOVELA «LA ESTRELLA DE SIETE PUNTAS» (TÍTULO ORIGINAL EN GALLEGO: «VALDEMULLER»), DE XOSÉ A. NEIRA CRUZ.
de Julio Salvatierra
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ACTO ÚNICO
ESCENA 1: QUINCE AÑOS
Se intuye el comedor de una casa actual, clase media acomodada urbana, en Santiago de Compostela. Tal vez sobre la mesa hay dispuesto un convite: copas y platos con comida. En un lado, varias cajas con los regalos. Puede que la habitación esté adornada, y quizás al fondo una corredera translúcida sugiere otra estancia. En la semi oscuridad un vistoso y hortera traje de fiesta, de gasa y lentejuelas, descansa sobre una silla. Se oye un vals de fondo. Se abre una rendija de luz y por el hueco de la puerta se cuela la gata, Tara.
Tara se acerca al traje y lo olisquea.
TARA
¿Miau?
El vals sube de volumen. Tara desenfunda las cinco afiladas uñas de una de sus patas y la levanta sobre el traje. Parece que escuchara durante un segundo el vals, quizás mirando al público
TARA
(afirmativo)
Miau.
Empieza un baile de zarpazos y mordiscos con el traje, quizás a ritmo de vals, que dura lo suficiente para que el traje quede destrozado.
De repente el vals se interrumpe, la puerta se abre y el hueco de la luz es llenado por la abuela Julia, que acude al oír los ruidos sospechosos y ve lo que sucede.
ABUELA
¡Aaaaaah! ¡aaaaah! ¡Fuz, fuz, fuz, te voy a dar, gata criminal! ¡Ven aquí!
La persigue. La gata escapa.
TARA
¡Miau!
La abuela examina los restos del traje y se derrumba sobre una silla.
ABUELA
¡Ah, qué desastre! ¡Qué desastre! ¡Qué desastre!
Entra el padre
PADRE
¿Qué pasa?
ABUELA
¡La gata nos ha matado! ¡Qué desastre!
PADRE
¿Pero qué ha pasado? ¿Está usted bien?
ABUELA
¡Nos ha matado!¡Nos ha matado!
Entran Clara (la hermana) y la Madre.
MADRE
¿Qué pasa? ¿Por qué grita, madre?
ABUELA
Nos ha matado, qué desastre, esa gata criminal.
MADRE
¿Pero está usted bien?
PADRE
Hable usted.
CLARA
(Viendo los restos del traje)
La gata ha roto el traje de Mina, para la fiesta.
MADRE
¡Ay, ay!
PADRE
¡Buáh! ¿¡Y por eso tanto escándalo? Os lo tomáis todo a la tremenda.
MADRE
No entiendes nada, es un desastre. ¿Y ahora qué hacemos?
CLARA
La gente está a punto de llegar…
ABUELA
Nos ha matado…
PADRE
Se pone otra cosa y ya está, voy a avisarla. No es tan grave.
Sale el padre
MADRE
¡Cómo que no es tan grave! ¡Es su fiesta de 15 años!
ABUELA
Nos ha matado.
Entra Mina.
MINA
Hola.
Todos se vuelven a mirarla.
MINA
¿Qué pasa?
ABUELA
¡Una tragedia!
MADRE
¡Un desastre! Claro, que a ti igual te alegra…!
ABUELA
Esa gata criminal nos ha matado.
CLARA
Te ha destrozado el traje.
MINA
(Bromeando, pues no lo siente nada)
¡Uuuuy, cuánto lo siento! Estoy desolada, de verdad.
CLARA
¡Mentirosa, no lo sientes nada!
MINA
Pues no, una vez vi un traje más feo, pero era el de tu fiesta que, por cierto, fue espantosa, como todas las fiestas de 15 años.
ABUELA
¡Niña! Esta es una fiesta muy importante!
MINA
Abuela, esta fiesta prehistórica está pasadísima de moda y es un horror.
La abuela se da la vuelta muy digna y sale.
MADRE
¡Mina! ¡Qué burra eres, hija! Todas las mujeres de esta familia han celebrado esta fiesta, y para tu abuela, y para mí, es importante.
MINA
Y por eso lo hago, mamá, pero al menos creo que tengo derecho a decir lo que pienso, ¿no?
Entra el padre.
PADRE
(A la madre)
Tu madre está echando humo, habrá que preparar los extintores.
MADRE
(A Mina)
Entre tu padre y tú me vais a matar. ¿¡Y ahora qué te vas a poner, eh?!
MINA
Puedo ir así.
PADRE
Yo la veo bien.
MADRE
¡Cómo la vas a ver bien, hombre!?
PADRE
Ah, no se… voy por mis gafas.
Sale el padre.
MADRE
¿Como vas a ir con pantalones?!
MINA
¿Es que ha vuelto la inquisición?
MADRE
No es apropiado, hija.
CLARA
Tienes que ir con falda.
MINA
Ha vuelto, y tú debes ser Torquemada y tú San Agustín. ¡Pero yo no soy tan borrega como otras!
CLARA
¿Me estás llamando borrega!?
MINA
¡Bééé!
Entra de vuelta la abuela con un gran libro de fotos y se sienta.
ABUELA
Silencio el rebaño. A ver, siéntate aquí. Ya que vas a ir hecha un mamarracho, por lo menos quiero que entiendas algo.
Mina se sienta a su lado. Empiezan a ver el libro. Las fotos se proyectan mágicamente sobre la pared del salón.
Esta es tu bisabuela Rosa, mi madre, el día de su 15 cumpleaños. Tu madre tiene a veces también esa mirada abstraída que tenía ella. Esta soy yo, tu abuela que, como verás, ya era muy seria a tu edad, tal vez demasiado… Esta es tu tía abuela Laura, que murió muy joven, y era la hermana que yo más quería.
Pasa una página en negro, donde sólo se ven las marcas de la foto que falta y el año: 1940.
Aquí ya no hay nada…
MINA
¿Cuál era la foto que estaba ahí?
ABUELA
Ya no importa.
Mina mira a su madre y esta baja la cabeza. La abuela pasa la página.
Esta es tu tía Gela, que parecía una reina. Estas son Rita y Lupe, tus tías, gemelas hasta en las fiestas. Esta es tu madre, que luego se lo pasó muy bien en su fiesta, e incluso conoció a alguien que luego fue un poco importante en tu vida. De hecho es tu padre, aunque a veces parezca un bombero.
Y esta es tu tía Olga, la más rebelde, como tú, pero que también siguió la tradición familiar. Y luego ya vienen las de tu hermana y tus primas, que ya conoces de primera mano.
Cierra el libro, se va la imagen.
Con esto quiero decirte, nieta, que la prehistoria está al margen de la moda, y que los viejos dinosaurios estamos dentro de ti, lo quieras o no. Y si escoges ignorarnos, ignorarás una parte de ti misma, lo que además de horror sería un error. Tú verás.
Se levanta y sale.
MINA
Jo, la abuela cuando se pone parece Kierkegaard.
CLARA
(Que se ha asomado a una ventana)
¡Ya llegan los diplodocus! ¡Dos hembras maduras, de nombres Rita y Lupe!
MADRE
¡Clara! Y tú Mina, anda a tu cuarto, que no te vea nadie.
MINA
¡Pero es una idiotez eso de la entrada triunfal!
CLARA
Vamos, no seas pesada.
MINA
¡Bééé!
Sale Clara arrastrando a Mina.
MADRE
Yo sí que me voy a volver como una cabra.
Entran Rita y Lupe, con Comba. Saludos de las tres invitadas entre sí y con la madre.
RITA Y LUPE
Hola, hermana.
MADRE
Hola, Rita, hola, Lupe.
COMBA
Hola.
MADRE
Hola, Comba, perdonadme, voy preparar la música.
Sale la madre.
RITA
(A Comba)
Hola. ¿Y tú quién ha dicho que eres?
COMBA
Yo soy una amiga de Mina, me llamo Comba….
RITA
Ah, Comba… Yo solía saltarte de pequeña…
LUPE
(A Comba)
No le hagas mucho caso, ya está un poco ga-gá.
COMBA
Ah.
RITA
Una vez te salté hasta mil veces seguidas, claro que tú debiste acabar mareada…
LUPE
Hala, Rita, vamos a ver la habitación del baile… No le hagas caso, está un poco ga-gá. Nunca pasó de setecientas.
Salen Rita y Lupe.
COMBA
Vaya dos.
Entra la abuela.
ABUELA
Tú debes de ser Comba, la amiga de mi nieta.
COMBA
Así es.
ABUELA
Pues cuida bien de ella, y no la dejes hacer tonterías, tú pareces una chica muy sensata.
COMBA
Uy, pero su nieta es muy suya, y cuando se le mete algo en la cabeza…
ABUELA
Ya lo se, por eso te lo digo.
Entra Olga.
OLGA
Hola.
ABUELA
Hola, cariño. Mira, ya que no hay nadie en esta fiesta de locos, te voy presentar: esta es mi hija Olga. Y ella es una amiga de Mina, se llama Comba y parece muy sensata.
OLGA
Lo dices como si Mina no fuera sensata.
ABUELA
Y claro que no lo es, ha salido a ti.
Entra la madre
MADRE
¡Atención! ¡La homenajeada va a bailar en el salón! ¡Y luego cada uno le entregará su regalo en esta habitación! ¡Todos al salón!
Salen todos menos Olga. En la pared-puerta corredera del fondo, translúcida, se ven las sombras de los personajes en el baile que tiene lugar en la habitación de al lado. Se ve a Mina entrar con su padre, y todos aplauden. La sombra de Lupe se acerca a la de Rita.
LUPE
Mira, Mina va con pantalones, es que siempre hay que dar la nota.
RITA
Fa, fa, fa, faaa…
CLARA
¿Qué haces?
RITA
¿No has dicho que había que dar la nota?
LUPE
Desde luego, Rita, estás un poco ga-gá. !Es un do, no un fa!
Suena un vals.
¿Ves?
Vemos a Mina y su padre bailando un vals. Mientras tanto, Olga, que no ha salido, aprovecha para dejar una cajita entre el resto de los regalos…
OPCIÓN 1
Tara entra, Olga la acaricia y las dos salen (entran en el salón del baile). Cuando finalmente la música acaba entran la madre y Mina.
MADRE
Y ahora, aquí está mi regalo.
MINA
¿Pero por qué no puedo abrirlos delante de todos?
MADRE
Los regalos de los 15 años son secretos. Luego si quieres los enseñas, pero te los daremos de uno en uno, como es tradición. Aquí está el mío.
Mina abre una caja y saca un conjunto de ropa interior rosa cerdito. Lo mira.
MADRE
¿Te gusta?
MINA
Gracias, mamá.
Sale la madre y entra la hermana.
CLARA
Este es el mío, hermana, va, ábrelo. Ya te imaginas lo que es, seguro.
Mina abre otra caja y saca un maletín de maquillaje.
MINA
(Irónica)
¡Qué sorpresa!
CLARA
¡Qué idiota! Al menos espero que lo uses en carnaval.
MINA
Descuida.
Sale Clara y entra el padre.
PADRE
Es este.
Mina lo abre y saca un billete de 50 euros y un cd de música moderna, que suena.
MINA
¡Tú si que sabes hacer un regalo! ¡Gracias!
Sale el padre y entra la abuela.
ABUELA
Hace cincuenta y seis años mi madre me hizo este regalo, en un día tan especial para mí como el de hoy lo debería ser para ti. Aunque sé que no vas a ponértelos, quiero que te los quedes.
Mina abre una cajita y saca unos pendientes. Se los pone.
MINA
Gracias, abuela, son preciosos.
Sale la abuela y entran Lupe y Rita.
LUPE
¿Cuál es nuestro regalo?
RITA
Este es, este.
Mina abre la caja.
MINA
¡Pero aquí sólo hay papel de envolver!
RITA
¿Pero a que es bonito?
LUPE
¡¿Qué has hecho, Rita?! Yo te dí ese papel para que envolvieras el regalo!
RITA
Ya, pero tiré el regalo y guardé el papel, porque era más bonito, mira, es todo de dinosaurios pequeñitos, de esos que raptan rápido a la gente …
LUPE
¡Rita! Perdónala, Mina, está ga-gá. Mañana te lo traigo, te va a encantar.
MINA
No te preocupes, tía, ya me ha encantado la historia. Dame un beso, Rita.
RITA
¿Ves como le ha gustado?
LUPE
Si por lo menos hubieras puesto el papel de ositos…
Salen Lupe y Rita y entra Olga. Por gestos le indica su regalo. Mina abre la caja y saca un libro, que lleva por título «Brida».
OLGA
Este libro es muy especial: habla de una chica que se parece a ti. Como tú, también ella es una hija de la luna.
MINA
¿Y eso?
OLGA
Ya lo descubrirás.
Entran la madre y la abuela. Sobre la mesa sólo queda un cajita, la que dejó Olga.
MADRE
Bueno, ya se han acabado los regalos, hija.
ABUELA
Pues ahí queda una caja.
FIN OPCIÓN 1
OPCIÓN 2
Mientras suena la música del vals y vemos la sombras…
VOZ OFF MINA
Bailé el vals con mi padre como mandaba la tradición, y después de marearnos con tanta vuelta llegó el único momento que no me desagradaba de aquella fiesta: el de los regalos. La mayoría no me produjeron ni frío ni calor, salvo el de mi abuela que consiguió emocionarme regalándome los pendientes que a ella le regaló su madre con 15 años, y el de mi tía Olga, que me regaló un libro sobre una chica que -según me dijo- se parecía mucho a mí, porque también era hija de la luna, y eso me extrañó y me dieron ganas de leerlo. Ah, y los cincuenta euros de mi padre, que lo práctico siempre es lo práctico. Pero cuando ya se debían haber acabado todos los regalos, de repente…
Mientras se escuchaba la voz, el baile acabó y la madre, la abuela, Clara y Mina entraron de nuevo en el salón.
FIN OPCIÓN 2
CONTINUACIÓN:
MADRE
¿De quién es esta cajita?
Silencio, las cuatro se miran. Mina abre la caja. Saca un colgante en forma de estrella de siete puntas.
MINA
¡Qué cosa tan linda!
La luz cambia. El colgante brilla. Se hace un silencio.
ABUELA
(Se levanta. Solemnemente)
Hacía mucho tiempo que no veía esa estrella. Tanto como hace que no veo a su propietaria. Buenas noches a todos.
Se hace un silencio sepulcral. La abuela sale muy digna. La madre se vuelve hacia la ventana.
MINA
(A Clara)
¿Tú sabes de qué va esto?
CLARA
Yo no. Estoy alucinando.
Entra Comba
COMBA
¡Mina, Mi…!
(Se detiene al ver el ambiente. A Mina)
¿Qué pasa?
MINA
No lo se, algún secreto familiar, por lo visto…
MADRE
Ahora vengo.
Sale la madre.
COMBA
Igual es mejor que me vaya…
MINA
No se, igual sí, mañana te lo cuento…
COMBA
Bueno, hasta mañana…
Sale Comba. Entran Lupe y Rita.
LUPE
(A Rita, en voz baja)
Mira, ¿ves?, es el colgante.
RITA
A mí me gustaba mucho ese colgante.
LUPE
¡Shh! Calla. Nosotras también nos vamos, se ha hecho tardísimo.
MINA
Pero si sólo son las seis de la tarde…!
LUPE
Ya, sí, pero… tenemos un compromiso.
RITA
Me caso.
LUPE
No le hagas caso.
RITA
Sí, estoy un poco ga-gá. Pero enamorada…
LUPE
Tenemos que irnos, de verdad, cariño.
CLARA
Os acompaño.
LUPE
(a Rita)
Y la que se casa soy yo, y te dije que no lo dijeras…!
Se despiden de todos y salen. Se queda sola Mina. Entra Olga.
OLGA
Siento que tu día acabe de esta forma, pero no importa. Nuestra familia es así y no tiene remedio. Ya imaginaba yo que ese colgante armaría una buena.
MINA
Pero, ¿qué ha pasado? ¿Qué tiene ese colgante?
OLGA
Es una vieja historia…
Entra la madre. Y luego Clara.
MADRE
Sí, muy vieja, pero supongo que hoy es un buen día para que os la contemos.
Entra Tara, la gata, por la ventana.
MINA
¡Mi salvadora! A ella también le gusta oír historias, ¿verdad?
TARA
Miau.
MADRE
Pues veréis, el caso es que la abuela siempre os ha ocultado el hecho de que tenía una tercera hermana.
CLARA
¡Una tercera hermana!
MINA
¿Y está viva?
OLGA
Y tanto, eran tres hermanas y es la más joven de las tres.
MADRE
Es una mujer un poco extraña. Vive sola, cerca de las montañas.
CLARA
¿Y cómo es que tú nunca nos has hablado de ella?
MADRE
Es un tema delicado, ya sabes cómo es la abuela. Ellas rompieron relaciones hace mucho tiempo, cuando éramos niñas, y nunca ha querido volver a hablar del asunto, y yo he preferido no contradecirla.
MINA
¿Pero qué pasó para que se enfadasen de esa manera?
MADRE
No lo sé, sólo ellas lo saben. Nunca más volvió a mencionar el nombre de su hermana más pequeña: como si tía Estrella no hubiese existido nunca.
MINA
Se llama Estrella.
OLGA
Un nombre hermoso.
MADRE
Como ella misma. Era una de las mujeres más guapas que he visto, y una persona maravillosa, dulce, amable… Por las noches nos contaba cuentos que nos hacían soñar, cuando no eran de miedo, claro, porque entonces las cinco corríamos a su cuarto para acostarnos con ella.
¿Flash de voz off o imagen vídeo con las cinco niñas junto a la cama de Estrella: “¡Tía Estrella, tía Estrella, haznos un sitito en tu cama que tenemos miedo!”? Tal vez la voz off sigue cantando la nana muy bajito, mientras habla Olga, y luego ellas se suman al canto, desde hoy?
OLGA
Y ella nos acostaba, dos a su lado y las otras a los pies de la cama, encendía una lamparilla de aceite encima de la mesilla -para conjurar a los espíritus, decía- y empezaba a canturrear en voz baja una nana que nos protegía de cualquier temor.
¿La madre empieza a cantar aquella canción?
CLARA
¿Y desapareció así, de la noche a la mañana…?
MADRE
De un día para otro. Nos despertamos una mañana y ya no estaban ni ella ni sus cosas. La abuela nos dijo que no la íbamos a volver a ver nunca jamás, y ya está: pasó el tiempo, crecimos, estudiamos, nos hicimos mujeres, nos casamos y… hasta hoy.
MINA
Hasta hoy…
MADRE
Sí. Y quién sabe por qué la tía Estrella ha decidido reaparecer justamente el día de tu cumpleaños. Francamente yo no me lo explico.
Mira a Olga.
OLGA
Bueno, pues yo también me tengo que ir… Adiós, hermana. Adiós Clara.
Mina acompaña a Olga. Cuando están solas:
MINA
Tú sabes algo más de esta historia, ¿me equivoco?
OLGA
No.
MINA
Y quizás incluso has sido tú la que ha traído el colgante de su parte.
OLGA
Sí.
MINA
¿Y no me lo vas a contar esta noche, ahora que tengo 15 años?
OLGA
No.
MINA
¿…mañana entonces?
OLGA
Si quieres nos vemos mañana en el Aira Nunes de la zona vieja, para desayunar. Hasta mañana. A las nueve.
MINA
Sí, hasta mañana.
Sale Olga, Mina se queda pensativa. Tara entra jugando con la cajita del colgante. Mina lo ve.
MINA
¿Qué haces, Tara? ¡Deja eso!
Coge la caja, y entonces ve una dedicatoria.
¿Habías visto que tiene algo escrito? (Lee, luego mira a la gata) ¿Quieres saber lo que pone?
La gata se encarama a una silla o a la ventana, indiferente.
Pues aunque no quieras te lo voy a leer: «Para una persona a la que quiero mucho sin conocerla. Porque a las estrellas les gusta estar allí donde brilla la luna». Se han vuelto todos locos, justo el día de mi cumpleaños.
Sale. La escena queda vacía, sólo Tara, encaramada en alto, mira a la luna casi llena, cuya luz entra por la ventana.
TARA
(A la luna)
Miau.
Oscuro-Transición.
VOZ OFF MINA
Esa tarde dos personas me habían dado a entender, aunque no sabía muy bien qué querían decir, que yo era una hija de la luna y, a la vez, había descubierto que el mundo de mis padres y de mi abuela, que creía conocer a la perfección, encerraba inesperados secretos… Estaba inquieta y quizás por eso aquella noche, cuando me acosté, deseé tener yo también una lámpara de aceite que me protegiese contra los fantasmas que acechaban tras las rendijas. Y, a pesar de mis quince acabados de estrenar, por qué no, también deseé sentir una voz hablando, o cantando, a mi lado.
ESCENA 2: EL DESVÁN
El desván a la caída de la tarde. Por un ventanuco entra la última luz del sol. A un lado un mueble cubierto con una sábana. Al otro un estante con libros. Cachivaches varios.
Tara cruza la escena. Se para frente a la sábana. Maulla. Se oyen ruidos y se abre la puerta. Tara huye. En la puerta están Mina y Comba.
COMBA
Bueno, pero cuéntame: ¿qué es eso de la luna que me dijiste por teléfono? ¿Y qué te ha dicho tu tía Olga? Esta mañana estabas histérica por hablar con ella.
MINA
Es que es muy fuerte. Hablamos de mi tía Estrella, ahora te cuento, pero ven, pasa.
Entran.
Este es el desván.
Mina, mientras sigue hablando con Comba, se pone, como quien no quiere la cosa, a rebuscar por todos lados.
COMBA
Nunca habíamos subido aquí.
MINA
Tú no, pero yo subo muchas veces.
COMBA
Qué maravilla de sitio. ¿Y por qué no me habías hablado nunca de él?
MINA
No se, es un sitio muy personal, pero es familiar, no se, no para las amigas.
COMBA
Ah, si quieres, me voy.
MINA
No seas tonta, yo te he dicho que subieras. Me tienes que ayudar a buscar algo.
COMBA
Qué morro, ya te veo. ¿El qué?
MINA
No lo se exactamente.
COMBA
Ah, pues vaya.
MINA
Lo sabremos cuando lo encontremos. Busco cualquier cosa sobre mi tía Estrella.
COMBA
¿La hermana que tu abuela ha mantenido en secreto?
MINA
Si.
Se pone a revisar libros… Comba, enfadada porque no le cuenta nada, se sienta.
MINA
¿Qué haces? ¿No me ibas a ayudar?
COMBA
Hasta que no me cuentes qué te ha dicho tu tía Olga, no.
MINA
Me ha dicho muchas cosas y a la vez ninguna.
COMBA
Pues vaya. ¿Pero tú no le has preguntado por qué se fue tu tía Estrella de casa?
MINA
Sí.
COMBA
¿Y te ha respondido?
MINA
A medias.
COMBA
Pues vaya. Oye: ¿tú quieres realmente contarme algo de lo que está pasando o no?
MINA
…Sí y no.
COMBA
Pues vaya. Entonces me voy.
Comba se dirige a la salida para irse.
MINA
No, espera, perdona, no te vayas. Es que… ¿tú crees que soy rara?
COMBA
Tú eres mi mejor amiga, Mina, y creo que yo la tuya, pero eres más rara que un perro verde.
Mina se sienta, suspirando.
MINA
Pues vaya… Bueno, en todo caso será como una perra verde, ¿no? ¿Y qué tengo de raro?
COMBA
Todo. No te interesan los mismos temas que al resto de las chicas. Ni haces las mismas cosas que todos.
MINA
¡Qué manía! ¡No somos un rebaño! Yo hago lo que siento y lo que quiero y no molesto a nadie. Si todos actuáramos así el mundo iría mejor, ¿no te parece?
COMBA
Sí, pero eso es muy idealista y al final nadie lo hace… Sólo las perras verdes.
MINA
¡Mira! Ya ha salido la luna, va a hacer una noche preciosa.
COMBA
Una noche de luna llena. Aunque a lo peor se le ocurre salir al hombre-lobo…
MINA
¡Mejor! Seguro que al final solamente es un tipo simpático que no se afeita desde hace años y que está harto de tanta soledad.
Comba ríe.
COMBA
No sé si me hace más gracia lo que has dicho o lo seria que te has puesto al decirlo. Desde luego, sí que eres una perra verde, y además tú, al igual que el hombre-lobo, no sé por qué, también eres un ser de la noche.
MINA
¿Tú crees?
COMBA
Estoy convencida. Y cuando miras como me estás mirando ahora, tengo la sensación, y es extraña, de que eres muy mayor.
MINA
¿Si? A veces yo también tengo la sensación de ser muy mayor o no, mejor dicho, de haber vivido hace muchos años.
COMBA
¿Cómo hace muchos años?
MINA
Siento como si me hubiesen precedido otras mujeres que, de alguna manera, están pendientes de lo que yo hago para poder seguir viviendo. Como si yo fuese el eslabón de una cadena y, a la vez, su final.
COMBA
No entiendo nada.
MINA
Bueno, es una más de mis perradas verdes. No sé por qué pero a veces me da la impresión de haber vivido en otras épocas y de haber estado en la piel de otra gente. Por ejemplo: ¿recuerdas la vez que el de literatura me preguntó sobre la Celestina y yo me puse a dar detalles sobre la vida de la gente de la época…?
COMBA
¿Cómo no me voy a acordar? Flipamos por colores.
MINA
Pues no lo había leído en ninguna parte.
COMBA
Venga ya…
MINA
Te lo prometo, Comba.
COMBA
¿Y aquel día que saliste de la clase de historia más blanca que la cera, qué te pasaba?
MINA
Exacto, ¿ves? Igual. Me encontraba fatal, ¿y sabes por qué? Porque cuando se empezó a hablar de lo que la inquisición le hacía a toda aquella pobre gente, sentí que me ahogaba. Como si de repente me encontrase en medio de una hoguera y toda la humareda se me metiese dentro y me impidiese respirar.
Comba se inquieta.
COMBA
Tú estás loca…
MINA
Eso también lo he escuchado antes muchas veces.
COMBA
Pero, ¿te pasa con frecuencia?
MINA
Tranquila. Minutos antes de entrar en trance toco una campanilla, como los apestados… Perdona, pero cuando hablo de esto siempre acabo poniéndome pelmaza…
COMBA
Pero ¿hablas de esto a menudo?
MINA
No, la verdad es que solo le he contado algo a mi hermana, y por ver si es una tara genética familiar.
COMBA
¿Y qué?
MINA
Como tú: se ofrece a acompañarme al psiquiatra…
COMBA
No me extraña que crea que estás de atar… ¿Has probado a decírselo a tu madre?
MINA
¡Claro que no, menudo marrón! No entendería nada y pensaría que le doy al canuto entre clase y clase. Pero acabo de descubrir alguien que sí puede ayudarme, ¿sabes?
COMBA
¿Quién?
MINA
Mi tía Olga.
COMBA
¡Por fin! Ahora me vas a contar lo que hablaste con ella.
MINA
Sólo si me ayudas a buscar. Tú empieza por ahí, y yo por aquí.
COMBA
Qué morro, tía. Bueno…
Empiezan a buscar y revolver cosas.
MINA
De mi tía Estrella Olga me dijo que se fue de casa porque tenía otras inquietudes, además de cuidar de sus sobrinas, pero hay algo más, y creo que algo gordeo, que no quiso contarme…
COMBA
Qué misterio… ¿y eso de la luna que me dijiste por teléfono?
MINA
Yo le pregunté por qué había dicho que yo era una hija de la luna, igual que la dedicatoria de mi tía Estrella. Y me dijo que, de alguna forma, ambas lo éramos.
COMBA
¿Me estás diciendo que tu tía, la profesora de instituto, te dijo que ambas sois unas…?
MINA
Sí: unas ¿que?
COMBA
Que las dos sois… ¡no puedo decir esa palabra!
MINA
Sí: yo tampoco conseguí pronunciarla.
COMBA
¿Estas hablando en serio, verdad?
MINA
Totalmente.
COMBA
Me lo temía… ¿Pero y qué quiere decir exactamente ser una…?
MINA
Aún no lo se. Pero también me dijo que no hiciera caso de la idea que tiene la gente y que debía ir al encuentro de la tía Estrella, que ella la ve regularmente desde hace años, y que le ha enseñado muchas cosas.
COMBA
¿Entonces te va a llevar a verla?
MINA
No. Debo encontrarla yo sola, como hizo ella. Por eso estoy buscando alguna pista.
COMBA
¡Mira!
MINA
¿Qué!?
COMBA
Esta foto, parece de tu abuela con más gente…
La foto aparece proyectada. En ella se ve una foto informal de los dos abuelos, Julia y Mateo, junto a Estrella y alguna niña pequeña.
MINA
Si, es mi abuela, este es mi abuelo, y esta debe ser Estrella, y estas deben de ser mi tía Gela y mi madre… Pero no pone nada. Era guapo el abuelo, ¿verdad?
COMBA
Sí… no tanto como Bradd Pitt, pero no estaba mal.
MINA
Menos mal que no soy como vosotras:
(despectiva e irónica)
¡Bradd Pitt! Sigamos, tiene que haber algo.
Siguen buscando. La luz ha ido bajando y ahora ya es de noche. El desván se ha llenado de sombras. Quizás la luz que tienen es de velas.
COMBA
¿Qué hay bajo esa sábana?
MINA
Es el antiguo piano de Laura, mi otra tía abuela. Cuando ella murió lo subieron aquí.
COMBA
Ah. Los muebles cubiertos por sábanas me impresionan, sobre todo por la noche.
MINA
Es sólo el viejo piano de una muerta.
COMBA
(Un poco impresionada)
Ya. De todas formas creo que ya no hay luz para seguir buscando, ¿no…?
MINA
¿No te dará miedo el desván por la noche, verdad?
COMBA
¡Qué va!, pero además tengo que ir a cenar.
MINA
Bueno, te acompaño abajo. Pero ten cuidado con el hombre lobo, por esas calles solitarias…
COMBA
Qué idiota eres.
Pero de repente, cuando se disponen a salir, en el viejo piano suena un profundo acorde. Ambas se detienen paralizadas por la sorpresa y el temor. Se miran.
Del interior del piano surge un nuevo sonido, esta vez como un lamento.
COMBA
¡Mina, ¡¿qué es eso…?!
Mina se va acercando al piano suavemente.
MINA
(lentamente)
Sólo pueden ser dos cosas: la primera, que alguna presencia o espíritu de los que habitó esta casa nos manda un aviso, o una amenaza…
COMBA
¡Mina!
MINA
Y la segunda…
Mina agarra la punta de la sábana que cubre el piano y tira de ella, dejando al descubierto el instrumento, por cuya parte superior, abierta, vemos asomar la cabeza de Tara, la gata.
TARA
Miau.
MINA
Pues eso: miau. Por un momento yo también me asusté, Comba. Pero luego recordé que este bichito suele subirse a hacernos compañía (a mí y a las presencias, por supuesto).
COMBA
Mientras no se presenten las presencias, por mi que estén. Pero yo ahora casi me muero, te lo juro.
Mina ayuda a Tara a salir del piano
MINA
¿Se puede saber por dónde has entrado tú ahí?
Cuando está sacando a la gata, ve algo oculto dentro del piano.
¡Eh! ¿Qué es eso?
Mina deja a Tara en el suelo, que se acerca mimosa a Comba, y saca una partitura del interior del piano. La deposita sobre uno de los estantes y la abre. Entre sus hojas hay unas cartas escondidas. Comba se acerca a mirar.
COMBA
Son cartas, ¿a quién?
MINA
Mateo Ambroi Sanmartiño: es mi abuelo, el guapo.
COMBA
¿Y de quién son?
MINA
Mira.
(Le muestra un sobre por detrás)
Esta e con la estrella es la misma firma que había en la caja del colgante: son de mi tía Estrella, la que andaba buscando…
TARA
Miau.
Tara sale.
MINA
Esta gata es mucha gata, ¿no? Mira, aquí está la dirección desde donde las mandó: Valldemuller, Castroncervos, Lugo.
COMBA
Pero estas cartas se enviaron hace cincuenta años, seguramente ya no vivirá allí. ¡Léelas!
MINA
¿Puedo hacerlo, no…?
COMBA
Claro… es por encontrarla.
MINA
Sí…
Mina saca una de las cartas. Duda. La vuelve a guardar.
MINA
No, no las voy a leer. No está bien. Se las devolveré a ella en mano.
COMBA
Pero a lo mejor ahí te da alguna pista más. Mujer, léelas… Ahora sólo tienes esa dirección…
MINA
Tal vez, pero ya es algo. ¿Te suena dónde está Castroncervos?
COMBA
Una perra verde, desde luego. No me suena, pero aquí he visto antes un antiguo atlas de Galicia con índice. A ver…
Sacan el atlas y lo consultan.
Aquí está: Castroncervos, Lugo. Mira, más allá de Quiroga, en dirección a Ponferrada. ¡Y mira: Valldemuller! Es un bosque cerca de la aldea de Castroncervos, donde crecen, dice, plantas medicinales.
MINA
Perfecto. Creo que este fin de semana es muy adecuado para hacer una excursión. ¿Me seguirás la corriente si digo en casa que me voy contigo a estudiar a Negreira?
COMBA
¿Pero te vas a ir a buscarla así, sin más? Es muy posible que ya no viva allí.
MINA
Bueno, si no está, buscaré una pista de donde puede estar. Y si no, al menos me habré dado un paseito.
COMBA
¿Quieres que vaya contigo?
MINA
(Piensa)
Gracias, pero no. Creo que debo ir sola, mi tía me lo dejó muy claro.
COMBA
Bueno, te seguiré la corriente.
MINA
Gracias. ¡Vamos!
COMBA
Mina…
MINA
¿Qué?
COMBA
Nada. Solamente quería decirte que, con escoba y todo, sigues siendo mi mejor amiga. Y yo la tuya. Para lo que necesites.
Mina y Comba se abrazan. Oscuro.
VOZ OFF MINA
En mi cabeza imaginaba la llegada de una carta procedente de mi tía Estrella, respondiendo a la voz dentro de mi cabeza que me urgía a ir a su encuentro. Lo imaginaba con tanta claridad que en algún momento llegué a pensar que hasta había leído sus palabras: «Mi querida Mina: las direcciones cambian pero los lugares siguen estando en el mismo sitio. Y, a pesar de las vueltas que has tenido que dar hasta encontrarme, finalmente has llegado hasta a mí. No tardes en venir tú. Te estoy esperando. Y no sabes desde hace cuánto…»
ESCENA 3: EN EL AUTOBÚS
Mina está sentada en el asiento de un autobús. Detrás de ella, a través de la ventanilla abierta, vemos a Olga despidiéndose, desde un alto andén. Detrás, apartada en segundo plano, Comba espera su turno.
OLGA
¿Estás bien?
Mina afirma con la cabeza.
OLGA
Aún estás a tiempo de dejarlo, si no te sientes con la suficiente seguridad como para continuar.
Mina niega con la cabeza.
OLGA
Es por causa de la abuela, ¿no?
Mina afirma con la cabeza.
OLGA
Te ha dicho que sabe a dónde vas.
Mina afirma.
OLGA
En su día también a mí me hizo lo mismo. Ella… ¿sabes? También es capaz de leer el interior de las personas. Como nosotros.
Se abrazan. Olga toma en su mano el colgante que Mina lleva al cuello.
OLGA
A partir de ahora ten bien presente que portas esta estrella. Ella te conducirá a donde quieres ir. Y, si llegases a necesitarlo, también podrá defenderte. Suerte.
Olga se aparta. Comba se acerca a la ventanilla.
COMBA
Bueno, ¿estás segura de lo que haces?
Mina afirma.
COMBA
Es lo que tienen las verdaderas perras verdes, que además son cabezotas. Cuídate mucho, tía.
Mina afirma. Se abrazan. Oímos el ruido del autobús poniéndose en marcha. Olga y Comba se alejan en la ventanilla saludando. Mina saluda también. Cierra la ventanilla. ¿Sobre ella vemos pasar los paisajes del viaje? ¿Polígonos industriales, afueras de Santiago, campo? Es de día, y el autobús circula por el mundo más real que existe. Tras un rato de mirar los paisajes, Mina abre su mochila y saca un libro. Sobre la tapa, verde, vemos escrito «Brida», y debajo «Paulo Coelho». Se pone a leerlo recostada en su asiento.
MINA
(Dirigiéndose al libro)
Con los buenos libros hasta se pueden tener conversaciones muy interesantes, ¿verdad?
LIBRO
Así es.
Mina se sobresalta.
MINA
Juraría que me has hablado.
LIBRO
Así es.
MINA
Pero yo sólo pretendía jugar al viejo juego de hacerme una pregunta, y luego abrirte y leer la respuesta en el primer párrafo que encuentre.
LIBRO
Me parece bien, pero como no quiero que me desencuadernes, te ahorraré la necesidad de abrirme. Cuando quieras puedes preguntar.
MINA
¿A dónde voy?
LIBRO
Has enfrentado tu Camino. Pocas personas tienen el valor de hacerlo y prefieren seguir un camino que no es el suyo.
MINA
Si estoy en mi camino. ¿Por qué me siento tan asustada?
LIBRO
Vamos a aprender cosas solamente con nuestro corazón y eso puede asustarnos un poco. El viaje parecerá, durante mucho tiempo, una noche oscura.
MINA
¿Qué pasa si me equivoco? Si no sé que hacer…
LIBRO
Fue el error lo que colocó al mundo en marcha. Nunca jamás tengas miedo de errar.
MINA
Pero, ¿qué busco? ¿Dónde tengo que buscar?
LIBRO
No buscamos. Aceptamos, y entonces la vida pasa a ser mucho más intensa, porque entendemos que cada paso nuestro tiene un significado y que existe un motivo para que estemos aquí, y eso es suficiente.
MINA
Eso no tiene sentido.
LIBRO
No importa si tiene sentido o no. Acuérdate de la Noche Oscura. Cuanto más hagas esto, más se comunicarán los Antiguos. Primero, de una manera que tú no entiendes, pero un buen día las voces serán nuevamente despertadas.
MINA
Pero, ¿qué es la Noche Oscura?
LIBRO
Cada día del hombre es una Noche Oscura. Nadie sabe lo que va a pasar el próximo minuto, pero las personas van hacia delante. Porque confían. Porque tienen Fe.
MINA
¿Y qué es la Fe?
LIBRO
Nadie jamás podría entender la Fe. La Fe es justamente lo que estás sintiendo tú ahora, un sumergirse sin explicación en una noche oscura. Existe sólo porque se cree en ella.
MINA
Existe sólo porque se cree en ella…
La cabeza de Comba aparece por algún lado, como el gato de Chesire.
COMBA
Eso es el colmo del idealismo.
Comba desaparece. El autobús se detiene. Por la ventanilla vemos un cartel que pone «Quiroga». Mina se sobresalta como si despertara de un sueño. Mira por la ventana. Recoge sus cosas. Baja del autobús con el libro en la mano y mira alrededor. A un lado ve un puesto de hierbas con una señora mayor sentada en su sillita. Al lado, en una mesa de una tasca cercana, un hombre bebe su vaso de vino. Como fondo, las montañas.
MINA
Libro, hemos llegado a Quiroga.
El libro no responde. Mina lo mira, se lo lleva a la oreja, y sintiéndose observada, se rasca la cabeza y se dirige al puesto de la señora.
SEÑORA
¿Quieres que te ponga unos guisantes, que los tengo muy buenos?
MINA
Bueno…
SEÑORA
Ahí tienes. Ya llevas para enredar a un trasgo insolente.
MINA
¿Y eso?
SEÑORA
Claro, los trasgos no son capaces de contar más allá de siete. Si encuentras alguno que te molesta, pones un puñado de guisantes cerca y verás cómo cuando se canse de no ser capaz de contarlos, se enfurece y se va.
Mina ríe. Le paga.
MINA
¿Usted no sabrá por dónde se va a Valdemuller?
La señora se calla y la mira un rato, inquieta. El hombre la mira también.
SEÑORA
Ese lugar está bastante lejos, y no es un sitio que una muchacha como tú deba visitar.
MINA
Tengo que ir. Hay alguien allí que espera mi llegada.
La señora la mira, pensativa.
SEÑORA
Si es así, ve, pero guárdate mucho de quien puedas encontrar. Aquel no es un lugar para chiquillas.
MINA
¿Y sabe cómo puedo llegar?
SEÑORA
Has de ir hasta Santa Cubicia, y hasta ahí puedes ir andando, pero de ahí a Castroncervos hay mucho camino. Tendrías que encontrar a alguien que te llevara en auto, pero hay feria y hasta mañana no encontrarás a nadie.
HOMBRE
Si tienes mucha prisa, puedo llevarte yo. Me queda de camino.
SEÑORA
¿A ti te queda de camino? Castroncervos queda justo en la mano contraria a donde tú tienes que ir…
HOMBRE
Antes de ir a casa debo visitar al herrero de Porrón, donde tengo unas hoces a calzar. Y de Porrón a Castroncervos ya no hay mucha distancia.
SEÑORA
El herrero seguro que hoy está en Quiroga con los demás.
HOMBRE
Pero se quedó en casa su mujer y está avisada de entregármelos.
El hombre mira con descaro a la señora mayor.
Además, si la quiero llevar, es problema mío, no tuyo, ¿a qué te metes? La chica necesita que le hagan un favor, y se le hace, que todos somos de Dios. Además, yo no le cobraré ni un euro, no como otros, que cuando yo me ofrezco es gratis…
La señora, sin inmutarse, le mira un rato fijamente. Luego mira a Mina. Luego mira al monte.
SEÑORA
Allá tú.
La Señora se levanta, se da media vuelta y se pone a revolver sus hierbas. El hombre se levanta y da dos pasos.
HOMBRE
¿Qué? ¿Te vienes o te quedas? Yo tengo ahí el landrover.
Mina duda. Se rasca la cabeza. Junto a su oreja el libro habla.
LIBRO
No tengas miedo a errar.
Mina se decide.
MINA
Gracias, voy.
Salen los dos por un lado. La mujer se les queda mirando.
VOZ OFF MINA
Estaba cometiendo un error. Lo sabía. Algo en mí y en el ambiente me pedía que me quedase allí, que dejase que aquel hombre se fuera. Pero, por otra parte, los mensajes del libro se adaptaban a lo que yo entonces quería oír, y le servían una coartada perfecta a mi precipitación. «Hay que tener fe», ¿no era eso? Pues la tendría: quizás estaba ante mi primera prueba de valor…
ESCENA 4: EN LAND ROVER
Interior de un landrover destartalado. Por la ventanilla vemos pasar los paisajes fantasmales del anochecer en el bosque. El hombre conduce y sentada a su lado, pegada a la puerta, Mina. El hombre tararea una cancioncilla inquietante. Cuando cambia de marcha, su mano roza las rodillas de Mina.
HOMBRE
Y entonces, ¿qué se te pierde a ti en Castroncervos?
MINA
Voy a visitar a una tía mía que vive allí.
HOMBRE
Mal sitio para vivir es ese. Sólo a los locos y a los desalmados se les ocurre encontrar cobijo en zona tan montaraz. Además, se dice que bajan los lobos hasta la misma puerta de las casas.
Mina le mira en silencio.
HOMBRE
¿Tú no tienes miedo a los lobos?
MINA
No. Hay lobos más temibles entre la gente.
El hombre la mira de reojo, se ríe y sigue canturreando. Da un volantazo y se mete por una senda más agreste.
HOMBRE
Por aquí hay un atajo que nos ahorra muchos kilómetros…
Mina se pega aún más a la puerta. El coche avanza a grandes sacudidas. Se oyen los golpes de las piedras contra los bajos, el hombre maldice en voz baja con cada uno. Mina está cada vez más asustada. Finalmente el coche se detiene con un frenazo.
HOMBRE
Por aquí ya no se puede seguir. Estos tojos no los atraviesa nadie.
Y apaga el contacto. Se vuelve a mirar a Mina. Mina intenta abrir la puerta y huir, pero él la detiene.
¡¿Dónde te crees que vas?!
Él se abalanza sobre ella y pelean.
Tan joven y tan cerda coma las demás… ¿Te metes en el coche con un hombre y no sabes lo que vas a hacer? Te voy a enseñar yo lo que querías encontrar…
Mina consigue separarle empujando con los pies, y salir del coche a un espacio blanco y sin dimensiones, lleno niebla. Vemos a sus sombras persiguiéndose entre las sombras del bosque. Finalmente ella queda arrinconada contra un muro vegetal de espinos. La sombra de él se acerca amenazadora…
VOZ OFF MINA
Allí me dí cuenta de que ya no podía huir porque los tojos me cerraban el camino. Me sentí aterrorizada: me había equivocado. Era una cría idiota, y posiblemente después de violarme me mataría: eso era lo único que conseguía pensar. Pero cuando me llevé las manos al pecho encontré una cosa dura y templada. Era mi estrella, manchada de sangre y cada vez más caliente, hasta que empezó a quemarme entre los dedos, pero no la solté. La apreté con más fuerza aún y entonces sentí que aquel terror que me ensordecía por dentro comenzaba a amainar. Al mismo tiempo, mi cuerpo se distendía, las sienes dejaban de latir.
Y fue así como percibí que toda una fuerza nueva me estaba ocupando, y que el centro de aquella fuerza radicaba en mis ojos. Los clavé en los de la bestia, y ésta dejó de andar, y en sus ojos vi primero la sorpresa, luego el estupor, seguidamente el miedo y finalmente un terror que lo hizo empezar a temblar.
Parecía querer decir algo pero ahora era él el mudo. En cambio, noté que algo acababa de desanudar mis cuerdas vocales y que un aire denso y caliente luchaba por salir de mis pulmones. Decidí dejarlo libre. Y de mi garganta brotó un grito pavoroso, el aullido mayor que yo había oído en mi vida. El cabello de la bestia se tornó gris y, en un pestañeo, se volvió absolutamente blanco.
El colgante destaca en su mano. Se escucha el alarido de Mina, la sombra de el hombre retrocede, cae, se levanta y huye. Silencio. Se oye el aullido de lobos que se acercan. La sombra de Mina cae desvanecida.
ESCENA 5:EN EL BOSQUE
La pantalla ha desaparecido. El bosque, oscuro, está lleno de niebla. Vemos al títere real caído en el suelo. Dos lobos se acercan y lo olisquean. Mina se despierta. Se miran fijamente. Mina se levanta vacilante y da unos pasos alejándose, pero los lobos dan la vuelta y le cierran el paso. Ella camina hacia otro lado, y los lobos se sitúan entonces cada uno a un lado. Cuando Mina se desvía del camino, los lobos le cierran el paso. Mina camina…
VOZ OFF MINA
Me dejé llevar. De la mano de los malos de los cuentos, de los sanguinarios. Pero yo, bien me daba cuenta, ya había dejado de ser para siempre una caperucita. Anduve no se cuanto tiempo entre robles, sombras y niebla, hasta que me dí cuenta que descendíamos y se oía el rumor cada vez más cercano de un río. Luego comenzamos a internarnos en un roquedal, entre peñas cada vez más oscuras, entre paredes que poco a poco se convirtieron en un hueco que parecía abrirse en las mismas entrañas del mundo. Allí, en la lobera, pude por fin apoyarme contra un muro, doblar las rodillas y resbalar despacio hacia abajo hasta tenderme, creo que ya soñando, en el suelo.
La luz ha jugado la llegada a la cueva cerrándose hasta quedarse en un pequeño foco que sólo la ilumina a ella. Mina cae dormida.
[Propuesta vídeo: sobre su cabeza empiezan a cruzar hojas de papel, que al pasar sobre ella revelan la imagen, proyectada al vacío, de rostros de mujeres, progresivamente más modernos, que contemplan inquisitivas al espectador, desde la antigüedad hasta nuestros días. Las imágenes de los rostros se mezclan con las de manos femeninas tendidas y estrechándose unas a otras. La cadencia del paso, de la eventual música y de la rapidez del cambio de las imágenes aumenta hasta un cúlmen que acaba con la visión fugaz de la cara de Mina. La música termina y las imágenes desaparecen].
La luz en la lobera cambia de tono. Llega el día. Los lobos han desaparecido. Mina se despierta. Mira a su alrededor y se levanta trabajosamente, sale a la luz abierta y se escucha un río cercano. Se esconde detrás de un árbol o un arbusto y se quita la ropa. Una Mina desnuda sale de detrás del árbol. Un pájaro parece silbar admirativo. Mina se esconde. Vuelve a salir. El juego se repite varias veces, hasta que Mina comprende que es un pájaro, y finalmente se sumerge en el río (¿telas?).
Mientras Mina está en el río vemos a Santiago que se acerca escondiéndose entre los arbustos para espiarla. Para verla mejor se agarra de una rama que se rompe. Mina oye el ruido, sale corriendo del río y se viste tras el arbusto. Mientras se está vistiendo, Santiago vuelve a hacer ruido.
MINA
¿Quién anda ahí?
Santiago intenta huir sin dejar de esconderse. Mina le persigue.
¿Quién es?! ¡Ven aquí!
Finalmente Santiago aparece frente a ella de repente. Mina da un respingo.
SANTIAGO
Perdona, no quería asustarte.
MINA
¿Qué hacías ahí?
SANTIAGO
Te estaba mirando. Pensé que eras una moura. He oído hablar a mi abuelo de ellas. Perdona…
Santiago intenta irse.
MINA
Espera. ¿Quién eres?
SANTIAGO
Me llamo Santiago. Vivo en una aldea que hay un poco más abajo. Tú no eres de aquí, ¿verdad? No te había visto antes.
MINA
No, no soy de aquí.
SANTIAGO
Pero estás herida…
MINA
Sí, me atacaron ayer, pero ya pasó. Lo único que me preocupa es el pie, que me duele.
SANTIAGO
Si quieres te lo miro.
MINA
Creo que ya me has mirado bastante…
SANTIAGO
Bueno… yo, lo siento, quería decir que… mirar a ver si te lo puedo vendar, tengo aquí vendas, para las ovejas…
MINA
Vaya…
SANTIAGO
Pero sirven igual, perdona, yo… quiero decir, que son las mismas…
MINA
Bueno, aún tengo que caminar un rato, creo.
SANTIAGO
¿Entonces?
MINA
¿Entonces qué?
SANTIAGO
¿Te lo miro?
MINA
Y dale: ¿dejará de dolerme sólo con mirarlo?
SANTIAGO
Quiero decir, ¿te lo vendo?
MINA
Por favor.
Santiago se agacha, toma el pie de Mina y lo venda con cuidado.
Dime una cosa. ¿Estoy muy lejos de un lugar llamado Valdemuller?
SANTIAGO
(Negando con la cabeza)
Ven.
Caminan un rato juntos.
A mí también me gusta bañarme en el río, ¿sabes?
MINA
¿A pesar del frío que hace?
SANTIAGO
Sí, porque lo veo y pienso: «igual mañana pasa algo y ya no me puedo bañar», así que aprovecho hoy, aunque haga frío. Y entonces me meto en el agua, aunque luego salgo gritando como un loco, pero eso me hace sentir vivo, ¿comprendes?
MINA
Nunca sabemos lo que va a pasar mañana, ¿no?
SANTIAGO
Realmente no. Mira. ¿Ves aquellas casas del fondo? Eso es Castroncervos, donde yo vivo. Un poco más allá, donde reaparece la arboleda, empieza un gran bosque que sigue la línea del río y que es a lo que llaman Valdemuller. Si quieres voy contigo.
MINA
Gracias, pero tengo que seguir sola. Este es mi camino.
Saca el colgante de su mochila y se lo pone.
SANTIAGO
¡Eh! ¡Yo conozco eso…!
MINA
¿Ah, sí?
SANTIAGO
Sí. ¿Quién eres tú?
MINA
No soy de aquí. Pero voy en busca de la persona a la que antes pertenecía esta estrella.
Se saludan con la mano y Mina se da la vuelta y se aleja caminando, cojeando ligeramente.
VOZ OFF MINA
No nos despedimos porque no era necesario en aquel pequeño mundo que se podía abrazar con la mirada. Fui bajando y, de vez en cuando, volvía la cabeza para comprobar que Santiago seguía observando cómo me alejaba. Me gustó verlo allí, a mis espaldas, cada vez más distante, como testimoniando que efectivamente yo avanzaba en mi camino… Y así atravesé la pequeña aldea de Castroncervos y a la caída de la tarde llegué por fin una casa sobre el antiguo molino, escondida en el bosque de Valdemuller: la casa de mi tía Estrella.
Estrella aparece. Se abrazan.
ESTRELLA
Ven, vamos adentro.
ESCENA 6: EN LA CASA DE ESTRELLA
Casa de Estrella. Una chimenea, un sofá, una mesa. Sobre la pared, una foto en grande del abuelo Mateo. Ambas conversan mientras Estrella prepara, -cortando hierbas y mezclando y majando semillas- y luego aplica un ungüento sobre las heridas de Mina. Sobre la mesa, la partitura y las cartas.
¿La foto del cuadro va cambiando, mostrando estampas de los años 1900 a 1950 relacionadas con el relato de Estrella?
ESTRELLA
Sí, él ha sido mi amor. Ya lo sabías, ¿no?
Mina afirma. Refiriéndose a las cartas que le ha traído Mina.
¿Quieres leerlas?
Mina niega.
ESTRELLA
(Mientras trabaja curándola)
Lo conocí cuando yo tenía poco más que tú ahora. Tenía la cautela de los que llegaban entonces del campo, y era guapo, pero lo más hermoso de todo era su corazón. Y aquellos ojos que no dejaban de brillar. Como éramos muy jóvenes empezamos a vernos a escondidas… porque él era pobre y yo, parece ser, una señorita. Un día nos vio Julia, tu abuela, y me preguntó «¿Y cómo sabes que él está enamorado de ti? «No lo se pero estoy segura», le dije. «Eres muy joven y crees que el amor existe. Pero yo te voy a demostrar que ese hombre no es para ti». Y a los cinco meses era ella la que se casaba con él.
MINA
Pero… ¿cómo fue eso posible?!
ESTRELLA
Julia era la mayor: un día, él me preguntó: «¿Y tú que tienes para ofrecerme?». Y me dí cuenta de que había empezado a considerar otras ganancias… Dejamos de vernos unas semanas, empezó a salir con ella y la boda no tardó en llegar. «Es lo que más le conviene a la familia», me decían… Cuidé a sus hijas como si fuesen mías, pero de donde no hay no se puede sacar, las cosas fueron mal entre ellos y un día decidieron separarse, como se hacía antes: sin escándalos. Tu abuelo vivía en casa, pero estaba todo el día fuera… Entonces empezó a decirme que nunca había dejado de quererme. Que lo habían engañado y se había engañado… No sé cuántas cosas me dijo, pero lo peor era que yo seguía enamorada de él… Así que iniciamos una relación en secreto, y fuimos muy felices hasta que yo me quedé embarazada.
MINA
Y fue entonces cuando la abuela te echó de casa…
ESTRELLA
No. Julia puso el grito en el cielo y exigió que le dijese el nombre del padre. Pero no lo hice y ella no lo sospechó. Laura había muerto unos meses antes y no podía prescindir de mí y, por encima de todo, estaba el honor familiar. Así que durante todo el embarazo ni ella ni yo pisamos la calle… Parí mi pequeña y minutos después del nacimiento, Julia se la llevó con las suyas.
MINA
¡Entonces, Olga…!
ESTRELLA
Sí, Mina. Olga es hija mía.
ESTRELLA
Decidimos irnos con nuestra niña, pero cuando se lo dijimos a tu abuela me echó de casa de la noche a la mañana con lo puesto. Y legalmente Olga siguió siendo hija suya. Aquellos eran otros tiempos… Y a los pocos meses, Mateo enfermó y se murió y yo me quedé completamente sola.
MINA
Entonces fue cuando te viniste aquí.
ESTRELLA
No. ¿Alguna vez has oído hablar de la tía Lidia?
MINA
¡No! ¿Otra tía más?!
ESTRELLA
Bueno, más o menos. Era hermana de tu bisabuela.
MINA
Vaya familia.
ESTRELLA
¡Sí! Es la otra maldita que había que ocultar. Fue una mujer muy por delante de su tiempo: ella me regaló esta estrella. Y al morir me dejó el legado más importante de mi vida. A parte de otras muchas cosas de las que ya te enterarás me hizo saber que somos herederas y transmisoras de una tradición que no se puede perder. Porque eso significaría que el saber acumulado y entregado por muchas mujeres que nos precedieron desaparezca de la faz de la tierra.
Estrella ha acabado de aplicar el ungüento sobre las heridas de Mina, y la foto de la pared vuelve a ser la foto del abuelo. Olga entra.
OLGA
Y por eso estás tú aquí.
MINA
¡Olga!
Olga abraza a Mina.
OLGA
Qué mal lo pasamos ayer, Mina, no pegamos ojo en toda la noche.
MINA
¿Supisteis lo que estaba pasando?
ESTRELLA
Sí, hija mía, escuchamos tu aullido, pudimos ver lo que estaba sucediendo y se nos partió el corazón.
MINA
¿Enviasteis vosotras a los lobos en mi búsqueda?
OLGA
No. No tenemos poder sobre los animales ni falta que hace. Son sólo seres puros que siguen su instinto.
ESTRELLA
Pero quiero que te quede clara una cosa. Aunque lo deseamos con toda el alma, no hicimos nada para socorrerte. Fuiste tú, tú sola, la que pusiste en marcha la rueda de la magia.
MINA
¿Porque tuve fe?
OLGA
Y porque eres una hija de la luna. Toma.
Le da una escoba. Mina alucina.
MINA
¿Y esto…? ¿Qué… para qué…? ¿Para qué me das esto…?
OLGA
¿Para que va a ser…? ¡Para que barras, niña! ¿Qué te creías? Hacer ungüentos hace mucha porquería siempre.
MINA
¡Qué susto!
Mina empieza a barrer. Olga y Estrella ponen la mesa.
¿Y entonces por qué vives aquí, Estrella?
ESTRELLA
Este lugar, Valdemuller, es un lugar fuera de lo común. Durante siglos fue para muchas de nosotras un espacio de vida y de placer fuera de ese mundo que condenaba y quemaba solamente por un motivo: por saber. Por ser mujeres con el don.
OLGA
Cada vez somos menos las que sabemos de este lugar, aunque quedan muchos que te dirán que es un sitio maldito.
ESTRELLA
Pero esos no son peligrosos: el verdadero peligro está en la gente que vive sólo para borrar la magia y sembrar, en su lugar el caos y la confusión. Tenlo bien presente de ahora en adelante, Mina. Se nos aproximan tiempos difíciles. Mañana habrá que empezar a trabajar duro.
OLGA
Pero de momento, ¿y si cenamos?
Se sientan. En ese momento aparece Santiago.
SANTIAGO
Buenas noches, Estrella, y Olga, y compañía…
Estrella y Olga se miran.
ESTRELLA
Buenas noches, Santiago.
OLGA
¿Qué te trae por aquí a estas horas…? ¿Quieres cenar?
SANTIAGO
Eh… bueno, la verdad es que hay una fiestiña en la aldea, y…
ESTRELLA
¿Y?
SANTIAGO
Y había pensado que…
OLGA
¿Qué?
SANTIAGO
Que a lo mejor a ella le apetecía venir, y conocer un poco el pueblo. Hay una luna fantástica…
ESTRELLA
¿A ella quién?
SANTIAGO
A ella… a la moura.
Olga y Estrella se miran.
OLGA
(A Estrella)
¡También es moura!
MINA
Me llamo Mina.
SANTIAGO
Y yo Santiago.
MINA
Ya lo se.
SANTIAGO
No, por si lo habías olvidado.
MINA
No.
SANTIAGO
¿Y tu pie como está?
MINA
Mejor, gracias.
SANTIAGO
¿Entonces…? Allí también hay de comer, si tienes hambre.
MINA
Tengo el hambre de un lobo.
SANTIAGO
De esos también hay por aquí.
MINA
Qué miedo, ¿no?
SANTIAGO
No te preocupes, no se acercan a la gente.
MINA
¿Ah, no? Menos mal.
(A Estrella)
¿Puedo ir?
ESTRELLA
¿Tú crees, hija mía, en conciencia, que puedes ir?
MINA
(Piensa)
Sí.
ESTRELLA
Entonces es que puedes. Pero no vuelvas muy tarde. Mañana hay que empezar a trabajar.
Mina se levanta
MINA
Claro. Pero creo que cuantas más energías use hoy, mejor trabajaré mañana, ¿no? Volveré pronto.
Mina y Santiago se van juntos caminando. Olga y Estrella se miran.
OLGA
Aprenderá rápido.
ESTRELLA
Vaya que sí.
VOZ OFF MINA
Y me fui con él a la fiesta de Castroncervos y, bueno, lo que pasó a partir de ahí… ya es otra historia, pero recuerdo que aquella noche cuando me iba con Santiago estaba muy contenta. En cierto modo, a partir de ese momento comenzaba una nueva vida para mí, una vida intensa que aún no sabía que sorpresas me iba a deparar. Así que para despedirme de Estrella y de Olga les guiñé el ojo… con ese aquél que sólo las brujas somos capaces de tener.
Luz sólo sobre la cara de Mina y su guiño.
Oscuro y fin.