Desde el atlas al calcáneo
planeo tu superficie
sintiendo en la boca del estómago
un borbotón cuando subo las colinas,
un tirón al píloro, ese vacío
anhelo de llenado que me estalla
al remontar desde la hondonada
y verte toda comarca allí, extendida,
geografía femenina abandonada
al placer oscuro de ser tierra bajo el sol.
Y siento, debajo de tu mantillo caliente,
el volumen de tus huesos
que en su silencio sonoro aún cantan
melodías, cóncavas, convexas,
de llenos y de largos,
de aristas cuajadas de mensajes
azules, y de voces
que acarician el tiempo que nos pasa.
Quiero comprar una parcela
en esta tierra, al sur, junto a la orilla,
y vivir ahí, con los pies desnudos en el agua.
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Si mis versos al mundo por fin, quizás,
fueran tendidos
-algún día-
(pongamos al asalto poético-social de la utopía,
a la descripción de la sublime orografía,
al humano retrato de la persona que esté en frente,
al cómputo del tiempo,
a la crítica del hombre
o del gobierno,
-a su esperanza-
al humor, a la historia, al semejante)
siempre, siempre, siempre
estarías detrás tú, de pie, en pantalones, columna
vertebral de mis palabras
(también me vales de pie llevando falda,
vestido, nada).
¿Se me entiende?
Tú haces posible la loa del enchufe
con su par de cobre que llega a la araucaria,
o la glosa de una alfombra, red de hilos
que anuda todas las historias…
No se entiende.
La energía, la fuerza, la lógica
sinrazón, la pasión ilógica, el acuerdo
conmigo mismo en admitir que soy un hombre,
varón, conteniendo un molde de tu fragua,
complemento y principal, forjador de diosas
que me forjan, eso
que me impulsa,
aquello que me apoya,
la pasión de sobra
para mirarlo todo.
Eso es tu obra.
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No parecía posible
volver tras cierto tiempo
a arrancar la moto
a salir corriendo de casa cantando cancioncillas
a devorar el correo con disimulo, sonriendo
-¿pero qué haces, hombre?-
-¿tú te has visto?-
No parecía posible
sentir este dragón extremadamente tímido,
dentro, en algún lado
(cola y pecho)
Y desear subir a un monte
y que me vuele me avente me llene me deshaga me consiga.
Ni los verdes de las sierras,
las fotos, los libros, los amigos
los poemas, los viajes, las sonrisas que me llegan
ni el barça, ni la champions, ni los toros
ni las aguas, ni las voces, ni los textos
ni mucho menos el madrid
(¡joder, anda, el madrid!)
parecían posibles
después de un cierto tiempo.
Y sin embargo.
Mira tú.
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Escalas
frente al Río me hago pez
y soy perfecto,
vuelo pájaro en el bosque
cóndor negro subo al cielo
Al caminar por un Sendero
saben mis pies que no irán lejos
más llegaré a esa Cumbre
aunque Muera en el intento
Para agarrar un Vaso mis dedos son correctos
mi Trasero es feliz sobre la silla,
mi boca ideal para tu Cuello.
y proporciones hay en las que mejor No pienso
Frente al Hombre soy pequeño
alguna vez, otras me crezco,
esforzado vaivén que da la vida
bombeando sangre en el experimento
y frente al Tiempo suspiro
y me detengo
un segundo sólo
qué es esto
corazón
Sonrío y lloro.
Qué intento
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Se dio la vuelta
nocturna blanca envuelta en piel dorada
oscura sin luz, miel bajo la luna
y sus tirantes dibujaban la ventana
de los sueños, en la cama,
el balcón de la vida, oscuro y cruzado
por sus vértebras, verticales y saladas.
No dijo nada.
Como un animal se quedó sola existiendo sobre el mundo,
muda, extraña, distante, triste y apartada
suave, viva, caliente, única y cercana.
La acarició
como si fuera arcilla y sus manos modelaran,
reteniendo alientos, intentando ser precioso,
orfebre inverosímil de alquimias sobre el alma
tratando de entrar y ser entrado,
a las puertas de un bosque detenido,
umbrío por su pena, la de ella, solícito y callado.
No intentaba comprender esperando ser amado.
Le hizo el amor a medias
con estúpido cuidado
sin dejar que la marea hiciera su trabajo
con miedo de zozobrar en medio de un océano que ansiaba ser ahogado
Luego se arrepintió
de haberla amado
y deseó aún más
amarla todavía.
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no te sientas celosa del pasado
corazón:
la inversión en maquinaria amorosa,
el arsenal logístico consagrado por el tiempo
al desarrollo de proyectos delicados
(las fábricas de ternuras, las canteras de palabras,
la investigación lunar, los requiebros procesados,
la dirección insensata, el reglamento olvidado,
el consejo de emoción y su ceo,
locamente enamorado, así como la formación
sexual de todos sus empleados)
que esta empresa unipersonal
logró patrimonializar
con el paso de los años
-aún sin ser nada especial-
están en tus manos ahora.
Y abiertos (de par en par
y por si acaso lo ignoras)
a ampliar su capital.
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Si hoy pudiera no mentir
diría de una sed eterna
que nació al otro extremo de mi muerte,
de una soledad absoluta,
de un miedo sin piernas
y una locura que viene
andando por el pasillo, lentamente.
Si hoy pudiera no mentir
haría una loa de tu cuerpo
para clavarla en tu tumba
y de epitafio
aquí yace un cuerpo que fue joven
y que a todos indignó verlo tan viejo
y en especial a ti
musa que fue un día y se dejó morir luego.
Si hoy pudiera no mentir
me moriría
y muriendo haría un canto
a todo lo vivo y candente
de este mundo
despidiéndome.
Pero no puedo,
y sonrío en cambio y doy la mano
te beso y te acaricio
la cabeza descarnada y aún caliente.
Mientras miento muertes como vidas
y engaño conjugando algún futuro.
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Me gusta el puente de tus piernas
con su piedra angular rizada y verde.
Me gusta la estructura de tu cuerpo
calor de volcán esculpido por el tiempo.
Por ser tuya amo aún la gravedad
que ha sabido acariciar tan bien tus pechos
y el punto de tristeza azul
que te habita en un rincón de los dos ojos
cuando disparas tu sonrisa.
Me gusta el prado donde te brota el ombligo
y los manantiales que recorren entera
tu anatomía leve de montaña,
invisibles
eternos,
fuentes que alimentarían
siempre
los deseos que nunca dejan de ser jóvenes.
Me gusta que no seas de otra forma
aún pudiendo ser de tantos miles,
arisca
insoportable
como el mundo
donde nacen y mueren
tantas cosas.
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Y llega un momento
en que no puede ya esconderse
transparente
detrás de las cortinas que brillan por su ausencia,
en esa casa verticalmente sonriente
él se ha hecho cristalino
a sus propios ojos
ventanal cegador de soledad y muerte
y aún así
cristal mar espejo sueño
que pide al sol
su luz caliente.
Y en ella se desnuda,
para verse
y que lo veas.
Su piel azul
sus venas coloradas
su sonrisa simpática en exceso
Sus costillas de aire
sus muslos blancos y alargados
su culo a saber
sus tripas personales
sus pies de coral
su corazón turbado
sus músculos voluntarios
sus caderas lago
su piel ansiosa
su voz callada
sus manos afiladas
sus ojos desatados
todo ello fundido, esparcido,
hervido, amasado, disgregado
y nuevamente unido es,
sin embargo,
transparente.
Y yo lo miro y no lo veo
y me veo a la vez
completamente
– + –
El ser ya no es,
dicen sus huesos,
si no el hacer
A través de su carne (transparente)
veo en las palancas de sus miembros
los vectores,
los émbolos del mundo
que mueven
la estructura de las cosas,
que en el fondo no son
-nunca lo fueron.
Las hicimos.
Les dimos todo, hasta sus nombres.
Si su mano te alza y te sostiene,
Sonriente,
no es gracias a sus músculos,
peces eléctricos pero blandos, vagamente,
si no a sus huesos,
compañera,
restos de un mundo ya extinguido,
rocas de un cuerpo tierra
con sabor a barro,
y artífices de todo en este abrazo
tan volcánico
A ti no puede ya esconderte
que son sus huesos
quienes reclaman el paso, la carrera, el salto
hacia la cama, el baile, la fiesta, el terremoto
de esqueleto enamorado
que arrastra su envoltura
a la locura toda
de tus huesos
entrevistos
y cruje feliz
mientras oye gritos de sexos y de bocas,
y dice con cachaza de osamenta,
vaya bacanal la de estos tíos,
cómo se lo montan,
y sonríe mientras piensa –en fin–
sin mí no hay baile que valga.
Yo los llevé a la fiesta.
(Contigo abrazada yacemos
en la cama,
escondiendo en la carne
a nuestros huesos,
pareja secreta enamorada
y desnuda
en procaz radiografía)
…
—
Así que
No aprendió la pasión
ni el placer
ni la entrega.
Ni la risa
la locura
ni el sueño
o la esperanza.
Todo eso
cuando te conoció
ya lo sabía.
(venían consigo
fantasmas amigos,
caminos largos
que iniciaban
muy atrás, entre unos montes,
qué más da,
unos cualquiera)
Aprendió
bruja,
sin embargo,
cómo arde el carbón
con un calor caliente
que sabe arder hasta consumirlo todo,
y sonríe ceniza
y vuela polvo,
atropellado
(no se,
el clásico polvo será,
se dijo,
el polvo enamorado?)
Aprendió también,
meiga,
un canto
de cuerpos
y un vaivén
de aguas
que se le resistía
Y, sobre todo,
-qué memoria-
aprendió a olvidar
lo que ya sabía.
___________________________
El sol estúpido y hermoso
se rompe en dos, el torreón
de acero lo destroza, penetrándolo.
Se pone y sangra
regando la tarde con sus rojos
de líquido niño y precioso,
de luz que se va,
de tiempo que deserta.
Yo increpo al sol, maldito,
tu muerte me estremece
y no por presagiar la mía
si no porque después de morir
tú permaneces.
Si muriésemos juntos
y la noche envolviera luego al mundo
sería menos triste despedirse.
Pero cuando yo me vaya
seguirán con sus partidas mis hermanos,
nacerán los que debieron ser mis hijos,
los patos graznaran, sonarán los álamos.
Y tu luz bañará aún la piel desnuda,
besará los montes, poseerá a la luna.
¿Acaso lo mereces…?
Lo se…
Lo se, no me hagas decirlo.
Y cuando yo muera, cabrón,
hermoso, que te jodan…
tú amanece.
___________________________
Tengo prisa
No quiero
perder el momento preciso
en que aprenden las palabras
importantes: quizás
pantorrilla, chimenea,
Orión, ternura, desafío
o inventadas voces
que se juegan una tarde
y ya nunca se olvidan
enredadas en la almadraba
que no crece.
No quiero
(paradoja)
que el tiempo
se instale en mis costillas
ratón que nos roe dulce hasta la muerte
(no he encontrado el tiempo de morirme,
todavía)
No quiero perder
la posibilidad siquiera
de una noche de amor,
de una caricia
de un desorden
imprevisto
de un desnudo,
una tristeza
una pelea
que haga estallar constelaciones
y en el relámpago
entrever al mar, oscuro,
respirando entre las grietas.
No quiero serenarme.
Quiero descansar entre tus brazos
Dormir profundo
Abandonarme
mientras arde la mecha
que no para.
—
Quiero aprender a dominar la prisa
haciendo sólo lo importante
comer, amar, jugar, dormir
y luego mirar cómo te arreglas.
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Me encanta ese poema.
Me encanta que me lo mandes.
Me hace quedarme callado.
Mirando la llama azul.
Y luego seguir viviendo con renovadas ansias.
Se que tengo perdida la partida con la muerte.
Y a la vez le llevo le ventaja entera de la vida.
Vivimos en un filo que ni se embota ni se oxida
cortando siempre,
sangrar, fluir, dar líquidos,
volver al mar.
Y, mientras, Lluvia, beberme tu saliva.
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Hay un placer salado en estar triste en solitario,
y en invierno,
sabiendo de los fuegos.
quizás no es un placer
sino un hueso roído por el tiempo
que nos ocupa la garganta
(esa garganta que de niño
dejaba escapar largos aullidos
todo aire luz futuro tiempo)
(aunque de niño
también
comenzaron los inviernos…)
Pero bueno,
a lo que iba
es a tu fuego
realmente.
Ese placer
abrasador
y calmo
de hacer el amor
una mañana de Noviembre.
___________________________
Incluso el amante puro,
el ingenuo, el amante que todo lo da
sin darse cuenta,
sin sumas y sin restas…
Incluso el niño
que ama de forma absoluta
por absoluta necesidad,
de forma pura,
pues sólo el necesitado existe…
Incluso el animal
que ama por la costumbre
incesante de vivir,
por el hábito maravilloso
de prolongar la vida cada día,
con la inercia brutal del tiempo y su latido…
Todos ellos incluidos se desbocan
cuando sienten el yugo en sus espaldas.
El amado yugo infame
del trabajo, la educación,
las gigantes minucias del amor
en lucha inacabable con sus sueños.
___________________________
Tengo la certeza
de que moriré sólo
y asustado
perdido en una cordillera
donde la inmensa belleza
de sus peñas
me hablará aún de cosas que no entiendo.
Tengo la certeza
de que nadie me habrá amado
como yo soñé que se pudiera.
Ni siquiera yo, hacia afuera
o hacia dentro
habré apurado la dicha, el sol,
el mordisco, la entrega.
Tengo la certeza
de que la oscuridad me habita
y me posee las piernas
el vientre, la cabeza.
De que roe ceniza
y polvo dentro de mis células
preparando la arena
con la que el viento un día
anegará las selvas.
Tengo la certeza de la nada
del olvido de la pena
del sol que se va
dejando en sombra las laderas.
. . .
Tengo la certeza de que sueño
en cambio
que me quieres
que te quiero
con la misma locura
de la vida que insiste
en volver a nacer todos los días.
Tengo la certeza del instante
cegador
de saberme entre tus ojos.
Y de la cumbre del vivir
que es morir entre tus piernas.
Tengo la certeza de que jamás,
hasta el fin,
dejaré de soñar estas certezas.
Y de que los sueños pasan
como el tiempo y sólo
un instante mínimo nos queda…
Este.
En que aprieto esta tecla.
Y te envío este poema.
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Cansado como estoy
levanto la persiana, el alma
y veo la tarde, la emoción
que se pasa, que me inspiras
y no vuelve, tantas veces
Y cierro los ojos, y abro la mirada
Para no ver, por ver tan solo
atardeceres enjaulados, la noche lunar
y porque a veces nos miramos,
comprendiendo
que más allá del tiempo
estamos siempre vestidos para el alba.
___________________________
Humana apenas, sueño que alimenta
indiferente al hambre, iluminando
lo oscuro en torno a ella.
Centro de luz, llama que en el valle
ardiente se codea con la noche
y, tan tranquila, duerme
sabiamente, sabiendo
que el deseo la rodea. Feliz,
justa, precisa, real,
y sin embargo diosa.
Sin aliento entre las sombras,
los ojos la contemplan,
asombrados y feroces,
abiertos a la luz
del incomprensible placer
que les traspasa.
___________________________
Soy poco yo
comparado
al mucho tú,
y al aumento
de todo
que me produce
tu presencia.
Solo por el cariño
disminuida, gigante:
eres el latido
que dibuja el pico
en la línea basal
que me describe.
Y me deslizo en el mar de las palabras
con una vela a la que siempre llena el viento
en forma de brillante luna blanca.
No hay orilla necesaria
ni mar que meza como mecen
tus costillas al tiempo,
que cuelga de una silla
mientras te miro dormir
desnuda, o te veo, despierta,
mirando con un ojo
desde el fondo de la cama.
Te cubro con luz,
te imagino bien diosa
(sideral, completa, cuántica)
o barro bien lleno de sueño
que infinitamente alienta,
y concluyo que solo quiero
mis manos en tu tierra.
Y por encima el aire,
que nos lleva,
o no nos lleva.
___________________________
Tu mano es verde y reluce
bajo el mar
y nunca te amé tanto como ahora,
corazón de cristal
que entre sístole y diástole me despiertas
llenando de tu sangre mi cabeza.
En el mar en el que estamos sumergidos
día a día
nado, abro la boca, burbujeo,
soy pez consecuente y solidario
con esto que me arrastra, la corriente,
más no veo nada, en el fondo,
y hacia él me hundo,
o bien derivo,
o me voy por la tangente
en un mar de confusiones.
Pero en los instantes de luz
en que te veo transparente,
flotar cerca, entre las aguas,
comprendo
que es entre tus piernas sin tiempo
donde nacen el océano
y las horas preñadas de momentos.
Y entonces la ola insistente
que va a su ritmo y nos lleva,
insolente y poderosa,
se torna juego y gritar
¡juntémonos!,
la explicación de muchas cosas.
___________________________
Sale el sol
la tierra gira
desliza la lluvia
sus dedos por mi espalda.
Las raíces que alimentan
nuestras bocas sexos almas
¿en donde liban?
Oscuras simas, pozos de silencio,
océanos felices tristes, leviatanes
que, por suerte, jamás conoceremos,
Línea de agua inagotable,
gotero de calor y de narices.
Brindo por todo lo sucio, extraño
muerto, vivo, confuso, retenido, voraz
absurdo, vital, continuo, desatado
tierno, exigente, callado, mortal
que, sin saber por que,
nos lleva,
a ti y a mí.
___________________________
No escribo versos,
lectora, si no atletas:
sombras de carne
de papel agazapadas
a la espera de tus dedos.
De que un olor, o una calor
venida de tu escote
las avive y las despierte:
para saltarte al cuello
y prenderte
y deshilarte
y deshacerte.
Negras aunque pálidas
viajan para verte,
para rondar tu territorio
y sus defensas.
Para esperar en sus barcos blancos
que tus manos o tu piel
les brinden la gran suerte
de un posible salto.
Que con su impulso y con tu norte
las lleve al vacío alegremente,
confiadas en su fuerza y en tu viento
para quizás aterrizar
temblando
en tus bigotes
y del verso abandonar todas las erres
y sus dos planas dimensiones
para ser al final beso, profundo,
únicamente.
___________________________
Hoy no tengo la certeza
ni de la muerte.
Hoy no existo casi,
suspendido
en un acuario,
flotando al ritmo incierto
de las olas.
Y los vientos escapan por la esquina
sin llegar a decir
lo que imaginamos que susurran.
Hoy es todo grande,
incomprensible, inacabado,
imposible
y sin embargo,
existo
voy
escribo
grito
golpeo
la mandíbula del rostro
sin expresión que me ha adoptado
Hoy
en el fondo del pozo
contemplo tres estrellas.
Son todas las que caben en su boca,
ni a constelar llegan,
pero me dilata
su latido
como la piel de una llanura de batir inmenso.
Y sé que gracias precisamente a no ser nada,
en el fondo lo soy todo.
___________________________
Hoy poemando estuve
la barahúnda de los cuerpos,
los tacones muslos calles
enredadas de bocas sales mares
olas, humanidades, caderas
pechos, pezones encintados,
minifaldas vaqueros camisetas
tirantes de Marlboro, estrellas
luces, degradados, sportswear
escotes sin botón, y cuellos
rodillas, talones, cinturas
tobillos atados hasta arriba,
pantorrillas, lenguas lóbulos
manos hombros calcáneos
dedos, labios pintados, uñas
de la noche, fantasías, rizos
lacios mantas negras sobre
la piel desnuda,
legiones
de caderas cimbreantes,
ejércitos
de muslos combatiendo al ritmo
cubano de una trova
desfilando interminables camino
de una cama.
Todo
lo que sueño paladeo
espero desnudo palpo toco
poseo penetro deseo suspiro
todo
es cosa tuya.
El mundo entero
en tu interior,
mares de luz,
océanos de sal sobre tus muslos,
y lo negro oscuro denso
habitando nuestras bocas.
___________________________
Como quien no quiere la cosa
un día me anuncias el portento
que me transforma de qfwfq feliz
en gigantesca montaña transportada
al cielo de las nubes, donde
doy soberbios tumbos mientras voy a mi trabajo,
y mi voz, ahora desatada, canta sin parar
y sin dejar dormir a los abuelos.
Me elevaste a la meseta de la luz
donde ya puedo soñar cualquier viaje.
Me expandiste en un soplo caliente
capaz de dorar el pan en todo el mundo.
Y ahora, algo pequeño ha sucedido,
además,
cuestión de alquimia
feliz
y microscópico misterio
creciente, nudo de dos, sol de garganta,
pequeña masa que haría de la tierra
una bola diminuta,
de tenerla entre las manos.
Pero está en ti
y en mi,
y con esto me divides.
Uno se acurruca, cerca,
a pie de ombligo,
deseando sentir tu calor
y su latido.
Y el otro ya no está
en parte alguna
limitada,
si no en todo.
Cómplice masculino de una diosa.
___________________________
Eres toda (tú)
como esa india que leemos,
absoluta.
Eres ahí, rodeada de enormes
rascacielos
la piel caliente que respira
como la esfera azul
y líquida de piedra, como el humus
de la esperanza
más allá del pensamiento
de la lógica
y la espera
eres
fluyes
avanzas
sin necesidad de justificación
ni de razones
sólo pasado presente futuro
tiempo y fuerza
vapor
que empuja
por las cosas y en verdad
pocas cosas más en el fondo me hacen falta
Algún sueño si acaso,
por tener algo que ofrecerle
a la nube
en la que soy volcán
preso del placer de consumirme.
___________________________
Todo, o casi todo
comienza con casi nada,
una cama donde amar.
Donde dormir y armar
los esqueletos del sueño,
los fantasmas blancos
con los que hacer reír
a los blanditos, los tactos
con sabor a estoy contento,
al futuro que nace del calor
de la calma y del deseo.
Sustrato natural, suelo salvaje
domado por la carne,
tierra pisada donde flota,
a la altura de la sábana, el vapor
de una ilusión hecha de tiempo,
frágil y aún así tan poderosa
como el océano matriz
o la tormenta que nos lleva
desnudos por el barro,
pisando la tierra
ebria de agua
que luego se amasará de nuevo
en nuevos cuerpos.
___________________________
Docenas de versos aún mojados,
aún tímidos, aún conscientes
del poco peso que atesoran
comparados al sueño que pretenden…
Tú te mueves y es el agua
que fluye y brilla y moja,
y tu corriente abre
los pasillos de la tierra en donde duermen,
donde nacen inconscientes,
o se hacen, al mezclar
la química del polvo
con el húmedo fluido de la diosa.
Hoy recopilaba versos
y al leerlos no leía
estos va para dos años
sólo de ternuras…
Me topaba en cambio con los muebles,
con la realidad de la madera, la arcilla, de la alfombra,
los cuerpos con textura que ocupan un espacio
Las geografías del alma que palpan su morada.
El presente texto es una recopilación de poemas escritos entre Marzo de 2010 y Noviembre de 2011. La ordenación está hecha según criterios cronológicos. La selección responde a criterios personales.